Un plan de aportaciones definidas establece una cuenta individual para cada partícipe, con prestaciones determinadas principalmente por las aportaciones realizadas a la cuenta de ese partícipe. En estas prestaciones influyen diversos factores, como los ingresos, los gastos, las ganancias, las pérdidas y las confiscaciones de otras cuentas que pueden asignarse a una cuenta. Estos planes pueden adoptar la forma de planes de reparto de beneficios o de planes de pensiones de compra de dinero.
A pesar de su nombre, un "plan de participación en beneficios" no requiere que el contribuyente genere beneficios durante el año para poder contribuir. En cambio, puede permitir aportaciones discrecionales del empresario, lo que significa que el importe de la aportación al plan no es fijo e incluso puede ser cero para un año determinado. Sin embargo, un plan de reparto de beneficios debe definir una fórmula clara para distribuir la aportación entre los participantes y para desembolsar los fondos acumulados a los empleados al alcanzar una determinada edad, tras un número específico de años o en otras circunstancias especificadas.
En un plan de pensiones de compra de dinero, las aportaciones están predeterminadas y no dependen de los beneficios empresariales del contribuyente. Por ejemplo, si el plan obliga a realizar aportaciones equivalentes a 10% de la remuneración de los participantes, independientemente de la rentabilidad del contribuyente (o de los rendimientos del trabajo de un autónomo), se califica de plan de pensiones de compra de dinero. Esta calificación sigue siendo válida incluso si la remuneración de un autónomo que participa en el plan procede de los beneficios empresariales.
Es un hecho ampliamente reconocido que los planes de prestación definida son notablemente intrincados y a menudo más costosos de gestionar que muchos otros tipos de planes cualificados para empleados. Por el contrario, los planes de aportaciones definidas suelen ofrecer una alternativa más sencilla. A diferencia de los planes de prestaciones definidas, los planes de aportaciones definidas no suelen requerir cálculos actuariales para determinar las aportaciones de cada partícipe, ni ofrecen una prestación predeterminada del plan. En su lugar, estos planes se estructuran en torno a las aportaciones de la empresa, sin especificar una prestación garantizada para los partícipes.
Bajo el paraguas de la contribución definida se engloban varios planes, entre ellos:
- Planes de prestaciones específicas
- Planes de participación en los beneficios
- Planes de ahorro
- Planes 401(k)
- Planes de renta vitalicia con protección fiscal 403(b)
- Planes de bonificación en acciones
- Planes de acciones para empleados (ESOP)
- Pensiones de jubilación simplificadas (SEP)
- Planes de ahorro incentivado para empleados (SIMPLE)
A diferencia de los planes de prestación definida, en los que las aportaciones vienen determinadas por la prestación de jubilación prometida, los planes de aportación definida exigen aportaciones según la fórmula del plan, normalmente basada en la retribución del partícipe. Por ejemplo, un plan de aportaciones definidas puede especificar que la empresa debe aportar 10% de la retribución del partícipe. En consecuencia, la prestación de jubilación que proporcione el plan dependerá del valor del saldo de la cuenta del partícipe en el momento de la jubilación. Por ejemplo, si el saldo de la cuenta de un partícipe es de $500.000 en el momento de la jubilación y opta por una prestación mensual, ésta podría ascender a $4.000; sin embargo, si el saldo de la cuenta es de $625.000, la prestación podría aumentar a $5.000 al mes.
En los planes de aportaciones definidas, la prestación de jubilación depende principalmente del rendimiento de los activos del plan, lo que hace que el riesgo de inversión recaiga directamente sobre los hombros del partícipe y no sobre los de la empresa. Dada la incertidumbre inherente al rendimiento futuro de las inversiones, la prestación de jubilación exacta en un plan de aportaciones definidas sigue siendo impredecible.
Además, en algunos planes de participación en los beneficios en los que los empleadores tienen flexibilidad para realizar aportaciones discrecionales, el nivel futuro de las aportaciones también es incierto. En estos tipos de planes de aportación definida en los que las aportaciones son discrecionales, intentar estimar la prestación de jubilación final se convierte en un ejercicio inútil.
Los participantes en planes de aportaciones definidas suelen tener la oportunidad de gestionar la inversión de los saldos de sus propias cuentas. Un ejemplo destacado de este sistema es el plan 401(k), en el que los partícipes pueden asignar sus aplazamientos optativos y las aportaciones de contrapartida del empleador a una amplia gama de opciones de inversión. Independientemente de que la responsabilidad de dirigir las inversiones de las cuentas individuales recaiga en el partícipe o en otra entidad designada, el beneficio final para los partícipes de planes de aportaciones definidas puede superar las expectativas cuando las inversiones del plan rinden favorablemente. Por el contrario, si el rendimiento de las inversiones es inferior al esperado, las prestaciones finales del plan pueden no alcanzar los niveles previstos.